Psicoterapia, Existencialismo y Budismo - Dr David Loy

El Doctor en Filosofía y monje budista zen de origen norteamericano David Loy dio una excelente conferencia sobre Psicoterapia, Existencialismo y Budismo. A escucharlo en la Escuela de Estudios Orientales concurrieron una septena de interesados oyentes, la mayor parte de ellos no budistas.

La riqueza de su charla no puede ser completamente descripta en este espacio, que pretende ser un disparador de nuevos conceptos. Inevitablemente solo se mencionarán algunas de las ideas centrales, que intentarán conversarse a través de sus propias inquietudes.

La persona del Dr Loy es la de un individuo bueno y amable. Pero a no subestimarlo por esas nobles características. El Dr Loy es un monje enérgico, un disertante dotado, formado y convincente y un expositor de talla mundial.

Suave en las formas, firme en las bases, he aquí algunas de sus reflexiones.

La conferencia del Dr Loy se inició con una frase extraordinaria: "La revolución intelectual más importante en los últimos cien años ocurrida en Europa no fue tecnológica, fue la revolución freudiana". Y uno de los aspectos más importantes del descubrimiento de Freud del inconsciente fue uno de sus mecanismos de defensa: la represión.

Por la represión, se rechaza aquello que nos resulta inconfortable. Así , por ejemplo, rechazamos percepciones, sentimientos y pensamientos que tienen el poder de hacernos daño cuando llegan a nuestra mente.

El problema con la represión es que insume enorme energía y que, fatalmente, retorna (en un modo a veces oculto aún para la propia persona) aquello que concientemente se intenta suprimir, borrar u olvidar. Cuando lo reprimido y rechazado vuelve, lo hace mostrando síntomas y signos difíciles de entender para la propia persona y los demás.

Una de las ideas que más rechazamos los seres humanos es la idea de nuestra propia muerte.

La idea de nuestra muerte, rechazada, vuelve en muchos modos, forzándonos a llevar una vida en la que permanentemente hacemos cosas para ahorrarnos pensar en nuestro propio final, actuando sobre los síntomas y no sobre la idea que los creó.

Es lo que Becher llamó: "La negación de la muerte"

Nos cuesta creer en nuestra impermanencia, nuestra finitud y la de los demás. Mucho de lo que hacemos, continúa diciendo el Dr Loy, encuadra en la frase de Edward James: "Este mundo es un teatro para el heroísmo". Heroísmo que aplicamos para embanderarnos en diferentes búsquedas materiales o espirituales pero que nos alejan del problema que las origina: nuestro temor a irnos.

Una necesidad humana es creer que somos especiales, individualizándonos y que calificamos para un destino diferente del de los demás; es decir el de no morir. Que calificamos, en fin, para evitar a nuestro hado.

Becher dice, según Loy: "Todo lo que hacemos en nuestro mundo simbólico es un esfuerzo para trascender el grotesco de la Muerte" a través de diferentes juegos, tareas y afanes.

Esto suena del orden de la locura, de lo alucinatorio. Estamos aterrorizados de enfrentar al mundo real tal cual es.
Un completo entendimiento del sufrimiento de nuestra futura muerte es, necesariamente, reprimido para permitirnos vivir nuestra vida corriente.

Pascal decía: "Los hombres están tan necesariamente locos (de no pensar en su muerte) que si no estuvieran locos esto les significaría otro género de locura"

Nuestro modo de vida "normal" nos protege por vía de la represión de pensar en nuestra naturaleza mortal.
Un procedimiento para reprimir nuestro miedo es estar siempre ansioso, a la búsqueda de actividades que nos obliguen a cesar nuestro miedo. Una de esas actividades es crearnos enemigos, crearnos un futuro de éxito, etc.

La cesación de estos enemigos (vencer a otro, lograr un resultado, etc.) irónicamente produce la reaparición de la ansiedad, del miedo y de la depresión.

El Dr Loy dice: "Nuestra necesidad fundamental es liberarnos de nuestra ansiedad a la muerte. Para poder enfrentar el miedo a nuestro hundimiento, debiéramos primero poder enfrentar nuestro miedo a la vida, a nuestra vida tal cuál es: impermanente, diferente, sufriente, etc."

La posición de Budismo

Según el Dr Loy el Budismo es una psicología existencial pues permite encarar la raíz del problema.

Las psicoterapias debieran trabajar sobre nuestras vulnerabilidades y fragilidades y; siendo el miedo a nuestra desaparición una de nuestras mayores vulnerabilidades, la psicoterapia debiera abordar ese tema.

Ahora para el Budismo, la vida y la muerte no son opuestos, sino caras de la misma moneda. La vida abarca a la muerte. Pero, y allí está la diferente propuesta del Budismo, debemos definir si realmente hemos nacido. Para eso una pequeña digresión: ¿Acaso no llamamos convencionalmente mesa a un conjunto de maderas organizadas de un determinado modo"

Y si dejamos de lado la expresión convencional de nacer (es decir, que A ayer estaba en el vientre materno y hoy está afuera de ese vientre), ¿No estaremos llamando nacimiento a una convención, como llamamos convencionalmente a unas maderas mesa?

Pero; ¿Es posible nacer?, dice el Budismo, es decir ; ¿Es posible venir desde la nada, desde lo no nacido hacia lo nacido?

¿Puede, donde no hay nada, crearse algo?

Y si, sólo por un segundo, aceptáramos que nacer es un enunciado convencional al hecho de que se produce una agregación momentánea de moléculas que ahora llamamos A o B; tal vez podríamos abandonar la ilusión de haber nacido.

¿Y si no hay nacimiento? ¿Puede haber muerte?

Y si no hay nacimiento ni muerte, sino un fluir constante; ¿No será posible cesar nuestra ansiedad a nuestra muerte y por ende la represión que origina comparación, ira, enojo, rencor y celos?

¿Habrá más miedo o podremos tomar el mundo tal cuál es?

¿No será función de la psicoterapia adentrarse en el análisis de la existencia actual y ayudar a cesar el sufrimiento de temer a nuestro final?